'Sangre Inmortal XXXV'

Me encontraba en una celda, oscura, fría y con ratas. Llevaba días allí, alimentándome de la sangre de los roedores que se movían a sus anchas por allí, intentando trazar un plan...pero estaba débil, casi sin fuerzas, intentando escapar.
Los Racenarts guardianes no se alejaban nunca de su sitio. Era difícil escapar con constante vigilancia sin un minuto de descanso.
Casi no podía ni mantenerme en pie, pero seguía con el mismo pensamiento en mente. Sabía que era mi fin, aunque en el fondo estaba convencida de que Lea y Gaia no me dejarían sola. La rabia me inundaba,  el odio me abrumaba, y no poder hacer nada para llevar a cabo mi plan me destruía por dentro...Solo una cosa podía hacer que me sintiera mejor.
-LESTAAAAAAAAAAAAT!!!!
Mi grito hizo temblar las barras de la celda, e incluso retumbar las paredes de la fortaleza.Mis ojos se tornaron negros como la noche y sentí latir mi corazón.  Las lágrimas intentaban salir por mis ojos, deseosas de recorrer mi blanca piel para morir en mis labios, pero no podía dejar dejar que los sentimientos intervinieran y me hicieran más débil aún. Convertí el dolor en fuerza, en odio. Y agarré los fuertes barrotes de hierro con ambas manos. Volví a gritar mientras hacía fuerza y lograba doblarlos. Los solté y me eché hacia atrás cayendo al suelo de espaldas. Me asusté de mí misma. De dónde había salido esa fuerza?? Y lo más importante...por qué mi corazón había vuelto a latir durante unos minutos??

Gaia y el resto del grupo se acercaban cada vez más al castillo. Cada día que pasaba perdían más la esperanza de poder encontrarme con vida y el cansancio hacía mella en todos ellos.
Las noches eran largas y los días de sol no podían avanzar...El silencio reinaba junto a la preocupación y la desesperación. No solo era encontrar el castillo y entrar, a eso había que sumarle éste desaparecía entre una densa niebla que cuando se disipaba, dejaba paso a la nada. Parecía estar hechizado con un conjuro de invisibilidad...
Ese día el grupo se refugió en una pequeña cueva y comieron algo que habían cazado durante la noche. No podían dejar de pensar en cómo me encontrarían. Cada día trazaban un plan, pero no podían saber nada hasta que llegaran allí y lo vieran.
-Tenemos que tener un buen plan...pero esos monstruos son tan fuertes...no sé si Meli aún seguirá...
-Eh!! Ni se te ocurra acabar la frase – interrumpió Lea cortando el temor de Gaia – ella sigue viva, lo sé. Como también sé que no se dará por vencida y eso lo sabemos todos, no??
Kat se mostró triste y desesperanzada. Kone la abrazó y Lea se acercó a ella sonriéndola.
-Tranquila vale?? Ella está bien...no dejaremos que nada malo la...AH!!
Lea cayó al suelo llevándose las manos al pecho. Courtney, que estaba detrás, rápidamente la cogió por la cabeza, apoyándola en sus rodillas.
-Qué ha pasado?? Estás bien?? – preguntó la vampiresa preocupada.
-Mi...mi corazón, ha latido. Lo sentí por un momento.
Lea miró a Gaia extrañada y lo comprendió.
-Dices que estás unida a Meli...verdad?? Por lo tanto, lo que la pase a ella, te pasará a ti y viceversa.
-Sí, así es...
Gaia cada vez entendía mejor nuestra relación, nuestro vinculo...
-Tenemos que darnos prisa...no sé que podrá significar esto – dijo Lea preocupada.
Después de ese momento...qué pensará el grupo se daróa menos por vencido aún.

Me encontraba en el suelo, sin moverme, intentando comprender qué me había pasado. Ese cambio no era normal, era la primera vez que me pasaba algo así. Lo que más me alarmaba era el palpitar del corazón...era imposible, porque mi corazón estaba parado, sin vida. Otra cosa que no podía parar de pensar era el hecho de que ese cambio en mí se produjo con esos latidos...algo extraño estaba pasando y tenía que descubrir qué era.
Después de un rato de silencio, noté como los Racenart se apartaban. Alguien se acercaba.
Me levanté y me puse a la defensa por lo que pudiera aparecer. Mi sorpresa fue cuando...
-TÚ!! – Mi expresión de sorpresa causó que bajara la guardia – Cómo...
Las palabras no querían salir de mi boca, mis labios no podían pronunciar una sola sílaba...No podía ser lo que estaba viendo, no podía ser verdad, me negaba a creerlo...
-Dryan...qué...qué haces tú...
-Vaya...ya veo que no puedes hablar, tanto te ha sorprendido mi presencia...?? Melifaith...la gran Melifaith debo añadir. Si te soy sincero, nunca pensé que llegarías tan lejos.
Dryan sonreía irónicamente mientras yo no paraba de repetirme una y otra vez que era imposible...