Noche maldita

Estando en la soledad de la noche, vi una silueta en la oscuridad. No le di importancia, pero me invadía la temeridad.
Esa silueta se acercaba, iluminándose con la tenue luz de la Luna que vigilaba desde el cielo como un alma gatuna.
Oí un ruido extraño, mi cuerpo se extremeció, pero algo en mí se armó de valor.
Una voz en la lejanía pronunció mi nombre. Con miedo me adelanté y me crucé con un hombre.
Él me sonrió, yo sentí morir. ¿Quiém era ese hombre y qué quería de mí?
Llevaba una vestimenta extraña y un colgante hechizador, al verlo realmente sentí auténtico terror.
Parecía un hombre místico, un extraño ser, que salía de incógnito cada anochecer.
Al pasar de largo me giré. Casi me desmayo al ver aquél hombre desaparecer.
Mi mente se quedó en blanco sin saber qué hacer. Pero reaccioné de nuevo al notar que alguien acariciaba mi piel.
Me giré aterrorizada. No había nadie detrás de mí. Pero un frío aliento en mi cuerpo sentí.
Unos brazos invisibles me ataban sin poder escapar de mi prisión inexistente que hacía latir mi corazón tan precipitadamente.
Al girarme, aquél hombre misterioso me encadenaba a su cuerpo con sus brazos, prometiendo darme la vida eterna y permanecer por siempre a su lado.
"No temas, no tengas miedo. Sólo sentirás un pequeño pinchazo en el cuello".
Sin poder moverme, me dejé levar. Sintiendo mi vida lentamente escapar.
El extraño me mordió y la sangre corrió por mi piel quedando inconsciente y dejándome caer.
Unas horas después desperté con él sujetándome para no desvanecer.
"Bienvenida, mi Reina" dijo sin titubear y me besó en los labios sin tiempo a reaccionar.
Notaba mi cuerpo diferente, frío y sin vida. Aunque seguí consciente y con un poco más de rebeldía.
Mis ojos se tornaron rojos o eso me decían, ya que mi reflejo en el espejo verlo no podía.
Al tocarme el cuello noté dos marcas, de colmillos afilados que pinchaban como garras.
Un vestido recorría mi cuerpo envolviéndome en terciopelo y seda. Al salir de la habitación un ser extraño me dio la bienvenida a la nueva era.
No entendía nada, me sentía perdida. Pero nadie podía ahora acabar con mi desdicha.
Todo parecía un sueño, pero era realidad. Un viaje sin retorno a otra vida Más Allá.
De repente lo entendí y todo cobró sentido. En un vampiro y Reina Eterna aquél hombre me había convertido...