Muerte en vida

Me llamo Ulquiorra Schiffer y os voy a contar mi situación hasta la actualidad…
Habían pasado dos meses desde que Grimmjow murió. Cada noche tenía pesadillas pensando que le podría haber salvado, haber luchado a su lado…Entonces solo pensaba en proteger a mi hermana, si le pasara algo, no sabía lo que haría…
Estabamos escondidos en una casa abandonada a las afueras de la ciudad, esperando noticias del frente.
Sin aviso, llegó un mensajero con una carta para mí, al verla reconocí la letra, era la de mi hermano…La abrí ansioso, esperando leer que seguía vivo y que pronto se volveriá a reunir con nosotros. Llamé a mi hermana con lágrimas en los ojos.
Dentro del sobre, había dos cartas, una era de mi hermano, despidiéndose de nosotros, diciéndonos lo mucho que nos quería y que cuidara de mi hermana siempre, por él.
Al leer esas palabras no pude evitar romper a llorar, un nudo en mi garganta me impedía hablar…abracé a mi hermana y la dije que no se preocupara, que todo saldría bien y que yo cuidaría de ella…Saqué la otra hoja con las manos temblorosas, pensando qué podría ser peor que lo que acababa de leer. La otra carta era de un soldado compañero de Grimmjow. Contaba cómo había muerto mi hermano, a manos de un soldado francés.
Cada palabra de la carta me estremecía más que la anterior. Decidí que no podía quedarme de brazos cruzados, esperando que acabara la guerra, escondido sin ayudar a buscar una solución.
Lo tenía decidido. Dejaría a mi hermana allí, a salvo de los franceses. Sabía que allí estaría segura.
Decidí dirigirme a Móstoles y alistarme en el ejército. La ira me invadía y sólo tenía deseos de venganza.
Cuando nos dirigimos al frente, luchamos contra los franceses, saliendo victoriosos de aquella cruenta batalla.
Aquella noche, un soldado me invitó a mirar las estrellas junto a él. Lo que yo no sabía era que ese soldado, en realidad era un traidor.
Empezamos la conversación hablando de cómo acabaríamos con todos los franceses. Después de un rato hablando, empezó a hablarme de mi hermano y me contó que en realidad, no había muerto a manos de un soldado francés, como ponía en la carta, sino que había sido un civil madrileño al que Grimmjow había intentado ayudar. También me dijo, que en realidad, sabían que yo me alistaría en el ejército y así también podrían acabar conmigo al saber que yo era su hermano y también tenía ascendencia francesa. Me contó que no querían a nadie relacionados con esos malditos mentirosos. Pensé en mi hermana, esperaba que no la encontraran. Había sido un estúpido dejándome llevar por la ira. Me enfrenté a él y acabamos luchando.
En realidad, no era así. Aquél soldado era un traidor chantajeado por Napoleón al que no le sentó muy bien la idea de que quisiera matar a su líder y a todo francés que se cruzara en mi camino.
Después de un rato peleando, desarmados, cuerpo a cuerpo, sacó un cuchillo para mi sorpresa, que no tenía ningún tipo de arma encima. Me abalancé sobre él para intentar quitárselo, pero me inmovilizó agarrándome por la espalda, e intentando degollarme, cortándome la Aorta con el cuchillo, por lo que le intenté detener, agarrando sus manos con las mías, haciendo fuerza para abajo y evitando así que pudiera conseguir su objetivo.
Mientras le impedía lograr clavármelo, empezó a reirse y me susurró al oído que en realidad él había sido el asesino de mi hermano. Ante el impacto de la noticia, perdí las fuerzas y el cuchillo se clavó en mi garganta y mis ojos se abrieron todo lo que podían hacerlo.
Caí al suelo, desangrándome, perdiéndo poco a poco la vida, que se escapaba por el agujero de mi garganta poco a poco hasta apagarse totalmente y hasta haber escapado el alma de mi cuerpo inerte.
Antes de dejarla salir por completo, mis labios pronunciaron las últimas palabras en vida…"Lo siento, hermano…"
Tras esto, cerré los ojos y mi alma abandonó mi cuerpo contemplándolo inerte en el suelo, mientras metía mis manos en los bolsillos y pensaba que no había podido vengarle y que en la otra vida lucharía por él, por vengarle y que mataría a todo aquél que se atreviera a enfrentarse a mí, o a hacerle daño a mi hermano…

Ha pasado mucho tiempo desde ese momento. Ahora soy un Espada a las órdenes de Aizen y mi hermano, es mi compañero. Seguimos juntos, nos volvimos a reunir…Pero todo ha cambiado. Cuando me mira puedo ver frialdad en sus ojos, ya no hay cariño. Cada noche pienso que quizás, desde aquella noche, él me odia por no poder haberle vengado y yo tengo miedo y me siento culpable por no haber podido conseguirlo y haber muerto en el intento, dejando a mi hermana sola y abandonada en ese mundo tan cruel….
Aún me pregunto si las lágrimas de mis ojos que recorren mis mejillas son debido a la culpabilidad que me mata por dentro…